Diálogo con Eryk Rocha, director de «Edna» (Brasil, 2021)

¿Podés presentar con tus palabras tu película?  

Edna vive la soledad de un testimonio que, por miedo y riesgo, fue silenciado durante mucho tiempo. Quiere hablar, quiere ser escuchada. Por eso escribe poesía y nos enseña a escuchar la voz del viento. Sus cuadernos y escritos son la prolongación de su resistencia. Ella encarna la tierra, el cuerpo-tierra, la lucha por la tierra. Una imagen tan fuerte que impregna la sangrienta historia de Brasil. Lleva sus marcas, experiencias que se entrelazan con la tragedia histórica de Brasil y que tan cruelmente tiene que ver con nuestro presente. Un presente de heridas abiertas y cuestiones cruciales que aún no hemos podido resolver como pueblo. 

¿Cuál fue el germen de la película, de dónde surgió tu motivación?  

Conocí a Edna en 2015 durante la investigación para «Guerrilheiras, ou para a terra não há desaparecidos», una obra de teatro ideada por Gabriela Carneiro da Cunha. Una de las capas de la obra fueron los testimonios de mujeres campesinas que estuvieron cerca de la guerrilla durante la guerra de guerrillas de Araguaia (que tuvo lugar en la Amazonía brasileña a principios de los años 70).  Edna era una de ellas. En este proyecto me encargué de las invenciones audiovisuales que compondrían la obra. Desde el principio nos impresionó mucho la presencia, la voz y la fuerza de la historia de Edna, a la que escuchamos decir cosas tan fuertes con tanta dulzura, emoción y al mismo tiempo tanto dolor y sufrimiento. Cuando este encuentro terminó, todos estábamos encantados, ¡soñando con una película con Edna! Recuerdo que cuando Edna nos mostró algunos de sus cuadernos titulados «Historias de mi vida», con sus escritos y casi susurrando nos dijo: «Los cuadernos son mi manera de desahogarme… En un lugar donde no tengo a nadie para contar todo lo que he visto y vivido”.  En esas páginas, Edna aportaba sus poemas, una mezcla de recuerdos personales y memoria política del país. La melodía de su voz y su pensamiento proyectaba una convivencia de tiempos, atravesando la memoria vivida, el deseo y la invención. Así que pensando en «Edna», sus cuadernos y escritos fueron una inspiración para buscar la forma y el lenguaje de nuestra película. El arte puede ser una aventura para experimentar con la imaginación de los demás. Por ejemplo, cuando Edna dice: «Sueño con irme de aquí a un lugar que no sé dónde…» Esa frase, ese verso, nos sirvió de guía para pensar en los matices del montaje y la partitura de la película. 

¿Qué momentos fueron clave para el desarrollo de la película? 

Una película se hace día a día en un proceso arduo y constante de invención y reinvención. Un proceso de búsqueda, dudas y cuestionamientos. Ahora recuerdo dos momentos memorables. El primero fue cuando nos encontramos con Edna de nuevo en su casa para empezar a rodar. Habíamos hecho una larga y detallada investigación recopilando mucha información sobre su historia, sobre la historia política de Brasil y de la región sur de Pará, la Amazonia brasileña, una de las regiones más violentas de Brasil. Teníamos algunas ideas y propuestas sobre los caminos de la película, pero cuando llegamos allí lo que guió el curso y la creación de la película fue el encuentro con Edna y los deseos y señales que ella manifestaba. Me gustaría destacar aquí la presencia de Gabriela Carneiro da Cunha que, además de haber participado en la investigación y el concepto de la película, fue mi ayudante de dirección y una sensible interlocutora de la propia Edna. A partir de esta experiencia quedó muy claro que el cine definitivamente no es información, sino «relación», afecto y encuentro. Y la película nació de forma porosa de nuestra relación, de nuestros diálogos, conflictos, contradicciones… 

El otro momento clave fue la fase de montaje con el montador y amigo Renato Vallone. Fue decisivo bucear en el material filmado y descubrir la partitura y el cuerpo de la película para seguir tejiendo el flujo narrativo y poético de la película. Debido a la importancia de este trabajo, Renato también firmó el guión de la película con nosotros. Esta creación se extendió al montaje de sonido con Waldir Xavier, otro gran socio y creador que aportó a la película elementos sonoros sensoriales y dramatúrgicos fundamentales. 

¿Podés contarnos algo sobre tus nuevos proyectos?

Además de mostrar “Edna” en varios festivales alrededor del mundo, en este momento Gabriela Carneiro da Cunha (guionista de Edna) y yo estamos viviendo una nueva aventura, estamos codirigiendo la película «La caída del cielo», inspirada libremente en el poderoso libro del chamán Davi Kopenawa y el antropólogo Bruce Albert, también filmamos en la Amazonía pero ahora con los Yanomami de la comunidad Watoriki. La película se encuentra actualmente en la fase inicial de montaje.

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