Diálogo con Jô Serfaty (Brasil), quien estará a cargo del Laboratorio de Realización “Fabulaciones de lo real”

¿Quién es Jô Serfaty?

Mi trabajo cinematográfico siempre implica compartir el proceso creativo con otros. Hice mi primer largometraje “Una película de verano”  en 2019,  donde creamos un método para inventar una película juntos. Además de ser la directora de un largometraje y cuatro cortometrajes, también soy profesora de cine y maestra en cine, donde investigo el imaginario de las periferias en Brasil y América Latina. En este recorrido intento cruzar la práctica con una reflexión crítica sobre el cine. En mi trabajo intento crear un espacio donde convivan tanto la imaginación como la dimensión concreta de la vida. He hecho tanto documentales como películas de ficción. No me considero una documentalista, sino una cineasta que se acerca a lo real para encontrar lo ficticio, en el sentido de sacar a la realidad capas de imaginación como posibilidades para crear un cine atento a lo que está sucediendo, pero también a lo que viene.

¿Qué te gustaría contarnos del Laboratorio que vas a realizar en DocMontevideo?

El Laboratorio de Realización será una oportunidad para que entremos en contacto con otra posibilidad de la escritura documental, descentrada del modelo edificante de personajes, tan común en algunas obras latinoamericanas que se están internacionalizando. Vamos a desvelar otras formas de escritura que intentan fabular y especular sobre lo real que no parten de algo ya dado, de una representación preconcebida. Vamos a compartir dispositivos y recursos que utilicé en “Um Filme de Verão” y en otros proyectos, que buscan aprovechar la invención para abrir un espacio de intercambio, respeto y escucha entre quienes filman y son filmados. Además, también voy a hablar un poco sobre el realismo especulativo de Ursula K. Le Guin, una escritora de ciencia ficción estadounidense, que puede contribuir a la creación de narrativas y otros ideales que he estado investigando para esta composición.

¿Cómo ves el rol y trabajo del realizador en el cine?

El lugar de poder de un cineasta puede ser bastante abrumador. Se necesita mucho trabajo, investigación, deconstrucción para no caer tan fácilmente en este lugar de control. Como directora, trato de tomar  el lugar del “no saber” y la escucha, intentando activar un espacio donde todos también se sientan creadores y parte de un proceso. Soy consciente, también, de que es un juego de fuerzas, a veces duro. Por eso, trato de producir un ambiente para compartir, un terreno común y sensible entre el director y sus personajes. Es como crear un campo de invención en el que vibran juntos temporalmente, dando la bienvenida a las diferencias y los choques.

¿Cuáles son los desafíos que ves en la creación documental hoy?

Ante una saturación de atrocidades y el auge de nuevos levantamientos en América Latina, es difícil no caer en la urgencia de los informes. Pero creo que el documental tiene el desafío de ir más allá de un registro realista de hechos y la producción de contranarrativas. Creo en la hibridación y la invención de nuevas formas de compromiso como desobediencia a narrativas edificantes. ¿Para quiénes son estas narrativas individuales de superación que victimizan a sus personajes para servir, si no para corresponder a una mirada colonizadora y estigmatizadora? De aquellos que ahora ya no son más los otros a filmar, son agentes imbuidos de imaginarios y deseos de mover el mundo en otra dirección. Basta con abrir espacio para que estas nuevas miradas existan. 

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